Agencia La Oreja Que Piensa. Por Juan Carlos Camaño (*)
De un estratega de la dimensión de Fidel sería extremadamente insuficiente remitirse tan solo a sus principios, a su dignidad: condiciones –valores- que en su caso fueron sustento de vida y de su hacer político al servicio de la humanidad.
Como estratega, Fidel se obligó a si mismo ir más allá de lo supuestamente insondable y a diseñar teórica y prácticamente cómo acumular fuerzas para superar las dificultades objetivas y subjetivas.
Aquello de “la luz larga” de Fidel ha sido, entre otras cuestiones, un ejercicio de conocimientos sobre la condición humana, la filosofía, la historia universal, la psicología de masas, los factores climáticos, la idiosincrasia de los pueblos, la esencia y dinámica del capitalismo y su modo de producción-explotación material e inmaterial.
“La luz larga” de Fidel, fue el resultado de su dedicación al estudio minucioso y hasta preciosista de la vida humana y su entorno. Fidel tenía la geografía del globo terráqueo en su cabeza con lujos de detalles y podía referirse a ella y a los hechos históricos apelando -en carácter de gran lector y autor a un mismo tiempo-, a la literatura, el periodismo y a la fuerza, precisión y poética, de su exquisita oratoria.
Sus conocimientos y hasta sus ignorancias en el campo de la ciencia, lo impulsaban con pasión a querer saber más y a crear las mejores condiciones fácticas para aquellos que, dedicados específicamente a diversas disciplinas de la investigación, debían sortear gigantescos obstáculos en procura de la máxima satisfacción social.
Fidel siempre supo mucho antes de qué se trataba el paso siguiente. Su cosmovisión –insistimos- universal y la lectura de la realidad extendida en el tiempo y el espacio, más las enseñanzas en todo tipo de combate, muy en especial de ideas, le tensaron las alertas, a tal punto que con ellas convivió en absoluta naturalidad, como quien se lava la cara al comenzar el día, cada día.
(*) A un año de su muerte decimos “A Fidel que alienta la vida”, parafraseando a Katiuska Blanco en “Todo el Tiempo de los Cedros”, el libro en el que describió con encomiable sensibilidad y delicadeza el “paisaje familiar de Fidel Castro Ruz”.
(*) Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas FELAP.
Fuente: http://www.utpba.org