Agencia La Oreja Que Piensa. Por Alberto Borda
En febrero de este año, la editorial Dunken publicó el cuarto libro de Luis Ferrarassi: “La tempestad es mañana”, que consta de 24 cuentos y 9 microrrelatos.
Nacido en la provincia de Córdoba, y afincado en Santa Cruz, este escritor, cuyo género narrativo con el que se expresa es el suspenso, la ciencia ficción y lo fantástico, es coordinador de talleres narrativos que pasaron a llamarse “Lo escrito permanece”.
En este encuentro con la Agencia informativa La Oreja Que Piensa habla de la docencia, de su participación en la Feria del libro en Buenos Aires representando a la provincia de Santa Cruz, entre otros temas.
- Tu experiencia como docente en los talleres narrativos, ¿cuándo se iniciaron?
Los talleres comenzaron en 2017. En 2008 tuve una breve experiencia participando como organizador y jurado en un Certamen Literario que premiaba con la publicación de todos los cuentos. Como todas las obras saldrían publicadas, se hizo necesario que los autores pasaran por una etapa de corrección y un breve taller que me invitó a brindar, en modo de acompañante, el escritor y tallerista Carlos Besoaín.
La experiencia fue muy enriquecedora. Me encantó poder multiplicar aquellas cosas que había aprendido y me dije que quería seguir con esa experiencia.
Pasaron años en los que, de forma paralela, avancé con la escritura, con la experimentación en mis propios textos, la capacitación mediante charlas, talleres, cursos, lectura de libros del oficio hasta que en 2017 me animé a proponer mis propios talleres.
Al principio, en ese año y en el 2018 los hice apoyado por instituciones que me cedían el espacio y la difusión. Luego, creamos un espacio en mi domicilio con mi esposa en el que ella daba sus clases de inglés y yo mi taller narrativo y de redacción periodística para chicos.
-¿Como llega lo virtual? La pandemia fragmento todo tipo de contacto.
En el 2020, la pandemia me empujó a cerrar el proyecto de instituto y volcarme a lo virtual. Ese año y en 2021 di dos talleres cada año de un modo más organizado gracias a un taller que di en el marco de la Feria Provincial del Libro en 2020. Se hacían en vivo mediante una plataforma. A finales de 2021, tomé un taller de cuentos policiales y me inspiré en la modalidad de clases grabadas.
Entonces, este año, 2022, no solo incorporé ese sistema, con algunas variaciones, sino que también expandí los talleres y pude crear un espacio más abarcativo y diverso al que llamé “Lo escrito permanece”, una frase de Sarmiento que ya había usado en un grupo de Facebook.
-Que particularidad tiene el taller?
En cuanto a la modalidad es que no le doy al participante un video grabado y listo, sino una carpeta que contiene la clase grabada, el documento entero que proyecto durante esa clase, algún material extra y un libro gratis en pdf sobre el oficio de escribir escrito por escritores nacionales e internacionales.
De este modo, la clase es más completa. Y al ser clases grabadas que el participante puede ver en línea o descargar en su celular y ver sin necesidad de internet, es más cómodo para él.
El taller de iniciación en narrativa.
En cuanto a la diversidad, sigo brindando el Taller de Iniciación en Narrativa, que dura 8 clases y también un nivel dos de Microrrelatos y Perfil de Personajes. Ambos talleres duran 4 clases y son una extensión del de Iniciación y a la vez un ofrecimiento para quienes ya vienen escribiendo y quieren adquirir herramientas en ese tema.
Además, ofrezco mi acompañamiento en Corrección de Estilo para quienes ya tienen un trabajo desarrollado, ya sea novela o cuentos.
Han ido pasando muchos participantes. Con la mayoría persiste el contacto. La herramienta que me permitió expandirme fue Facebook a través de sus publicidades pagas. Con eso pude llegar a todo el país y ya han cursado desde Santa Fe, Provincia de Buenos Aires, CABA, Córdoba, Chubut y Río Negro.
- ¿En la creación de tu narrativa, como te imaginas al lector? ¿Crees que podrás llevarlo a explorar otros mundos? ¿se dejan llevar?
Estoy seguro que todo escritor, en el momento de escribir tiene uno o más lectores en mente. Es decir, se imagina a ese lector en particular reaccionando a las escenas, a algún personaje o a la historia en general. Yo lo hago mucho.
Es como que ciertos textos tienen un destinatario en particular y todos a la vez. En mi caso, me gusta mucho escuchar las opiniones sobre qué viaje les propuso el libro, qué sintieron, sobre todo.
La gran mayoría ha tenido a su alcance darme esas opiniones o charlar conmigo ampliando el mundo que ya les proponía la historia. Otros, no. Y el mayor enigma para mí es saber qué opinión tienen ellos.
Mi intención es no solo llevarlos a explorar otros mundos, sino que lo disfruten. Que la lectura sea algo agradable. Que, si la historia no les gustó, porque el arte es cuestión de gustos, que al menos el viaje haya sido placentero, que lo hayan pasado bien, que se lleven otras experiencias.
-Para todo escritor es muy significativo visitar la feria del libro en Buenos Aires, tal vez la más grande en América Latina, además la emoción de reencontrarte con tus hermanos que no veías hace muchos años. ¿Qué sucedió?
Fue muy emocionante y estresante. Es un lugar enorme, gigante. Se encuentran muchas cosas ahí, se cruzan todo el tiempo: el libro, el lector, el escritor, los artistas, las editoriales, las librerías, los hacedores de la cultura, los medios… En fin, es impresionante todo lo que te rodea. Y cuando uno puede participar de algo tan grande viniendo de una ciudad pequeña y lejana, adquiere más valor.
La selección de la obra para representar a Santa Cruz ya es un honor grande. En mi caso, me siento en la responsabilidad de ir a Buenos Aires y defender el honor que le dieron a mi libro. No me olvido que lo que eligieron fue el libro, no a mí. Y yo voy como defensor de ese título.
Ver las reacciones de las personas al momento de presentarlo, de hablar sobre la génesis del libro, lo que acompaña y las metas que me fijo por delante, es impagable. Ver el público que se divierte, que se interesa y que luego se me acerca es emocionante.
Es probar de a sorbos lo que quisiera probar jugando en las grandes ligas. Si sumo todo eso a la emoción de haberme reencontrado con mi hermano que no veía desde los ocho años y conocer a mi hermana, podrás imaginar el cúmulo de sentimientos y también cómo dormí esa noche.
-En que orden ubicas esta trilogía? 1984 de George Orwell, Farenheit 451 de Ray Bradbury y Un Mundo Feliz de Aldous Huxley. ¿Por cuál empezar?
Yo las leí de un orden que no es el que recomendaría. No porque no sea difrutado, sino porque con el correr del tiempo, las reordené en mi mente. Y creo que recomendaría que las lean en el orden que se publicaron: Un mundo Feliz, 1984 y Fahrenheit 451.
Y esto no es porque crea que arman una especie de trilogía continuada, sino porque creo que las tres hablan de lo mismo, parten de lo mismo, plantean lo mismo, pero dan moralejas distintas, muestran cosas distintas que forman parte de un todo.
Todas plantan un sistema político controlador: lo que se lee (Fahrenheit), lo que se hace (1984) y cómo se nace (Un Mundo Feliz).
En todas, una persona que forma parte de ese sistema, comienza a preguntarse el por qué, quiere ir más allá y se rebela. Todas plantean eso. Luego, cada una va por senderos distintos y cierran de un modo particular.
Talleres Narrativos “Lo escrito permanece”
Para comunicarse con Luis Ferrarassi luiseferrarassi@gmail.com
+54 2966 216297