Foto: Sergio Ferrari.
Agencia La Oreja Que Piensa. Desde la ONU, Ginebra, Suiza. Por Sergio Ferrari.
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó este mes de diciembre, en Nueva York, la “Declaración sobre los Derechos de los Campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales”. Vía Campesina, movimiento internacional que reúne a millones de campesinos en el mundo entero, llamó inmediatamente a reforzar la movilización para que la Declaración -negociada desde hace 17 años- sea realmente aplicada a nivel regional y nacional.
Para Vía Campesina, el voto del tercer miércoles de diciembre, “representa la culminación de un proceso histórico para las comunidades rurales”. Considera que este instrumento jurídico internacional adoptado con el sostén de 121 países – 8 votos en contra y 54 abstenciones- “inaugura un capítulo esperanzador en la lucha por los derechos de las y los campesina-os y otras comunidades rurales en el mundo”. Y reivindica, también, el apoyo obtenido de parte de numerosos movimientos sociales y de organizaciones aliadas como FIAN Internacional y el CETIM (Centro Europa -Tercer Mundo) de Suiza.
“Esta Declaración es un útil importante que debería garantizar y realizar los derechos” del sector, subrayó Elzabeth Mpofu, campesina de Zimbabue y coordinadora general de Vía Campesina, según señala el sitio WEB del movimiento.
“Exhortamos a los Estados a aplicarla con diligencia y transparencia, garantizando a la-os campesina-os y a las comunidades rurales el acceso y control de tierras, de semillas campesinas, del agua y otros recursos naturales… Necesitamos la protección y el respeto de nuestros valores y de nuestro rol en la sociedad, para lograr la soberanía alimentaria”, enfatizó.
La dirigente africana advirtió también sobre la necesidad de la movilización para asegurar el respeto de los derechos del sector. Entendiendo que la Declaración, aprobada esta tercera semana de diciembre – y el peso político y jurídico derivados- asegura un reconocimiento internacional que permitirá confrontar más efectivamente las amenazas que se ciernen en el mundo rural. Entre ellas: el acaparamiento de tierras, las expulsiones forzadas, las discriminaciones a causa del sexo, la falta de protección social, los fracasos de las políticas de desarrollo rural, así como la criminalización de los actores sociales.
Beneficia también a *sin tierra*, indígenas, asalariados, temporarios…
Tal como lo señala un comunicado público del CETIM, la Declaración, compuesta por 28 artículos, “define los derechos más importantes que deben ser reconocidos a los agricultores del mundo entero. En particular, el derecho a la tierra, al agua, a las semillas, a las formas de producción agro-ecológicas, a un medio ambiente intacto y el derecho de definir sus propios objetivos económicos y alimentarios”.
El Centro Europa-Tercer Mundo recuerda que los pequeños agricultores, los pescadores, los pequeños productores de ganado y otras personas que trabajan en las zonas rurales juegan “un papel clave en la seguridad alimentaria mundial”. Sin embargo, explica, “son víctimas de múltiples discriminaciones”. En muchos países no reciben ningún apoyo y, al contrario, “a partir de la industrialización y la estandarización de la agricultura, el acceso a la tierra, al agua y a las semillas, se hace cada vez más difícil por no decir imposible”, subraya la organización suiza.
La Declaración, beneficia también a quienes se dediquen al pastoreo, la silvicultura, la caza o la recolección, así como las artesanías relacionadas con la agricultura u otras ocupaciones conexas. Y se aplicará también a los pueblos indígenas y comunidades locales que trabajan la tierra, las comunidades trashumantes, nómadas y seminómadas, y a las personas sin tierra que realizan tales actividades. Sin olvidar a los trabajadores asalariados que estén empleados en plantaciones o explotaciones agrícolas y de acuicultura, incluyendo los trabajadores migrantes, independientemente de su situación migratoria y si son permanentes o temporarios.
El derecho a la salud; al ejercicio de los métodos sanitarios tradicionales; a la vivienda digna; así como a la educación, a la cultura tradicional y a la formación e información sobre el trabajo agrícola deben ser asegurados, según lo establece la Declaración aprobada por la ONU. La seguridad social y los seguros sociales en el mundo rural constituirán un pilar esencial de acorde al artículo 22 de la misma.