Agencia La Oreja Que Piensa. Por Adolfo Pérez Esquivel (*)
El continente latinoamericano vuelve a ser víctima de golpes de Estado militar, jurídico,
parlamentarios; las víctimas son siempre el pueblo que sufre muertes, heridos, presos,
sometidos a la violencia social y estructural.
Gobiernos neoliberales llevan a nuestros países al hambre y la pobreza, a la
destrucción de la capacidad productiva y a dolarizar la economía sometida a la especulación financiera con procesos inflacionarios imparables como el que sufre la Argentina.
La rebelión de los pueblos llega cuando las instancias de vida están agotadas y la
desesperación surge a la superficie, detrás de todos estos mecanismos de dominación está la mano de los Estados Unidos que no quiere perder su dominación continental y propicia como en la década del 70, los golpes de Estado, imponiendo la doctrina de Seguridad Nacional y el Plan Cóndor II, contra el Presidente Manuel Zelaya en Honduras; país que aplica la experiencia piloto con el golpe cívico-militar y el fortalecimiento de la base militar de los EEUU en Pulmarola.
Le siguió el golpe cívico-parlamentario-militar en Paraguay contra el Presidente
Fernando Lugo y el golpe de Estado Parlamentario contra la Presidenta de Brasil Dilma
Rousseff para impedir que Lula se presente como candidato presidencial. El continente está sometido a golpes de Estado parlamentarios y militares pero el objetivo es el mismo, impedir el avance de la soberanía de los pueblos. Los EEUU impusieron la guerra judicial, la “Lawfare” con la complicidad de los medios hegemónicos de comunicación que condenan antes de investigar y generan el pensamiento único con el monocultivo de las mentes.
El presidente Evo Morales tuvo que soportar varios intentos de golpes de Estado que
logró superar, como la masacre de Pando y el alzamiento de la región de la “Media Luna”. La investigación de esta masacre estuvo a cargo del Embajador en las Naciones Unidas, el Dr. Rodolfo Mattarolo.
Hoy Bolivia vuelve a sufrir un golpe de Estado Cívico-militar, con la intervención de los
Estados Unidos, con las graves consecuencias de muertes, detenciones, prisiones y
persecución a los pueblos originarios y a todo el pueblo boliviano. Impusieron un gobierno de facto con Jeanine Añez, una aprendiz de dictadora manejada por las fuerzas armadas.
La política de los EEUU es impedir países independientes y aislar al próximo gobierno
de Argentina que presidirá Alberto Fernández y Cristina Kirchner, impedir la integración
regional y someterlo a los intereses del FMI y a la política neoliberal.
La rebelión de los pueblos en el continente se va extendiendo como en Chile frente al
gobierno de Sebastián Piñera, quien vuelve a utilizar a las FFAA contra el pueblo provocando muertes y represión, gente que quedó ciega por los balines que disparan las fuerzas represivas y la detención y torturas contra menores de edad y cárceles; en Ecuador contra la política neoliberal de Lenin Moreno quien ha desatado la represión contra el pueblo, podríamos seguir señalando la grave situación que viven los pueblos como Haití y Venezuela.
Es necesario que las organizaciones sociales, culturales y políticas se unan y reclamen la renuncia del Secretario General de la OEA Luis Almagro por ser responsable de la violencia en Bolivia con su falta de responsabilidad en la verificación de los votos en las elecciones, su dependencia a la política de los EEUU, que interviene tratando de impedir el triunfo de Evo Morales. Almagro pone en riesgo las democracias en latino-américa.
Actualmente no existen interlocutores válidos para el diálogo por parte de los golpistas
y la violencia desatada contra el pueblo. Es urgente reclamar a la ONU el envío de una
comisión de verificación que pueda generar las bases necesarias para alcanzar la Paz e impedir la violencia y muertes del pueblo boliviano.
El retiro inmediato de las fuerzas armadas de las calles y campos en todo el territorio
boliviano. Basta de represión y muertes, como señalara Mons. Romero, “Ningún soldado está obligado a obedecer órdenes injustas contra su pueblo”.
Es URGENTE parar la represión, basta de muertes y persecución a los pueblos
originarios que defienden al presidente Evo Morales.
Pedir al pueblo boliviano que se auto-convoque a una Asamblea Constituyente, y el
llamado a elecciones sin proscripciones.
Investigar las muertes causadas por el ejército y las fuerzas de seguridad contra el
pueblo. La discriminación, persecución y racismo.
El respeto a la diversidad y pluralidad del pueblo boliviano.
Les expresamos toda nuestra solidaridad y apoyo.
(*) Premio Nobel de la Paz
Fundación Servicio Paz y Justicia- Argentina.