Agencia La Oreja Que Piensa. Argentina 2010. (Por Baltasar Garzón) (**)
La democracia es incompatible con la impunidad y la erradicación de ésta es la mejor defensa que puede tener aquélla; es incompatible con el uso indebido del poder, con la utilización de medios ilícitos para obtener unos fines que, aunque a corto plazo puedan ofrecer frutos positivos, a la larga gangrenan o socavan el propio sistema de derecho.
(…)Es decir, el único medio de acabar con la impunidad es la Justicia y su exigencia firme y honesta. La lucha contra la impunidad no es responsabilidad exclusiva del Estado, es misión de todos los ciudadanos individualmente y de la Comunidad Internacional. El compromiso por su erradicación es el compromiso de todos mediante una actuación coordinada y eficaz. Una de las armas de aquellos que se protegen de la acción contra la impunidad es buscar la desidia y la descoordinación.
En todo caso, cierto es que el Estado es el primer responsable y tiene la obligación de someter a la acción de la Justicia a los autores de estos crímenes. El Estado y la Justicia tienen la obligación de resarcir a las víctimas, como única vía que les permita recuperar su dignidad perdida por la acción criminal y por la denegación de justicia posterior.
Sin embargo son demasiadas las veces a lo largo de la historia de la violencia, en que las víctimas han sido las olvidadas (…) ¿Acaso las víctimas han estado alguna vez en la mesa de las negociaciones?
Estoy convencido: La impunidad es la herencia negativa de la sociedad que deja una marca en la conciencia individual y colectiva de un pueblo o de una sociedad determinada que les impide dar respuesta adecuada a los problemas presentes y futuros que les afectan.
En definitiva, la impunidad sea cual fuera su origen, altera la historia y produce consecuencias sobre la familia y el propio entorno social en el que se desarrolla; deforma el conocimiento crítico de lo cotidiano, de la información o de la participación política.
Allá donde reina o ha reinado la impunidad se produce una especie de vacío que no se llena con meras reflexiones teóricas, sino con una actitud crítica y una acción beligerante frente a ella.
(…) Quizá deberíamos preguntarnos sobre qué tipos de conductas generan la impunidad y cómo es posible que la sociedad que la padece, salvo un contado número de personas, se transforme en sentido negativo-a veces ni siquiera por miedo-desentendiéndose del fenómeno o asumiendo un papel complaciente y acrítico y, en definitiva, cómplice con los autores de las atrocidades a los que justifica y apoya, vota o simplemente no rechaza.
Por ello no es descabellado afirmar que la impunidad sigue vigente en tantos los autores y cómplices que participaron en su gestión y desarrollo, o que contribuyeron a su permanencia, continúen ejerciendo directa o indirectamente el poder social, mediático, judicial, policial o político, lo cual les permite protegerse de cualquier intento investigador o sancionador, sea éste policial, judicial o simplemente histórico.
Esta pasividad consciente les permite continuar desarrollando una actividad ilícita (fascismo, terrorismo, genocidio, represión) incompatible con la defensa de los derechos elementales sobre los que se basa la democracia.
(…)En definitiva, los perjudicados por esta denegación de justicia no sólo son las víctimas inmediatas, sino toda la comunidad y el propio sistema de derecho, porque en todos ellos se pretende imponer el olvido y desdibujar o anular su memoria… “Memoria y Olvido”-como dice Juan Goytisolo-son elementales complementarios e inseparables en nuestros días.<--break->
(*) ”Cuento de navidad/es posible un mundo diferente” es una obra que reúne el pensamiento de Baltasar Garzón en torno a temas que hoy asolan a la humanidad: La Justicia Universal. Párrafos tomados de la publicación del mismo nombre. Universidad Nacional de Quilmes y Prometeo 3010. Buenos Aires. Argentina.
(**) Baltasar Garzón nació en Torres Jaén, España en 1955; licenciado en derecho en 1978, ha ocupado distintos cargos en la judicatura. Actualmente es Juez.
Ha sentado un precedente histórico en la lucha contra la impunidad, la defensa de los Derechos Humanos y en pro del establecimiento de la corte Penal Internacional.
Su visión del Derecho y la aplicación de la Justicia constituyen un aporte a la paz en el mundo, basada en la justicia y la verdad.