Por Juan Chaneton
A diferencia de Macri, que piensa que los inmigrantes tienen que pagar para atenderse en los hospitales públicos, Obama cree que los extranjeros no deben pagar. Acaba de promulgar su “ley de salud”, promesa de campaña, a la que los republicanos tachan de “reforma comunista”.
Los republicanos siempre deben aparecer como duros y derechistas. Esto posibilita que los políticos demócratas sean percibidos por el pobre pueblo norteamericano (Nietzsche diría “la manada”) como personas buenas, solidarias y bienintencionadas, cosa que no son en absoluto
Y para posar de retrógrados, nada mejor que motejar de comunista a todo cuanto huela a intervención estatal.
Es lo que han hecho.
La nueva ley sanitaria incorpora a sus beneficios a 32 millones de personas que, hasta hoy, no contaban con cobertura. No contar con cobertura significa morirse de cualquier enfermedad curable, en cualquier embaldosado frío de cualquier vereda de Nueva York, tapado con cualquier pedazo de cartón o de periódico.
La nueva cobertura le costará al Estado norteamericano 940 mil millones de dólares en diez años.
He ahí por qué la ley Obama es comunista. Es un Estado “asistencialista”. Eso es.
Para gozar de este plan hay que estar asegurado y las aseguradoras no podrán poner límites en dinero a los seguros, ni dejar de atender a personas con enfermedades preexistentes, ni aumentarles la cuota.
Pero nada fue fácil para el comunista Obama. Tenía la pretensión de que un organismo federal monitoreara todo el sistema. Quería crear una opción estatal para que compitiera con los privados. Y, por si esto fuera poco, aspiraba, el muy negro y comunista, a que su sistema de salud atendiera … ¡los abortos! Un horror…
A esto se ha llegado en los EE.UU.
Pero nada de esto último prosperó. El presidente negoció y concedió. También obtuvo.
Dice Paul Krugman que los republicanos trataron de frenar la reforma apelando al miedo (Clarín, 23/3/10, p. 21). Y ya están amenazando de muerte a algunos legisladores que votaron a favor de la ley. Mal. Es un dispendio de recursos y de tiempo. Es caro. ¿Para qué matar a varios, si con matar a Obama basta y sobra? Los republicanos ya ni piensan.
En verdad, llenar de miedo al manipulado pueblo norteamericano no es difícil.
Ese pueblo, hasta hoy, cree que la invasión a Irak fue para derrocar a un tirano que muy bien podía desencadenar la tercera guerra mundial. Ese pueblo, hasta hoy, ignora que cientos de miles de personas civiles han sido muertas en Afganistán por los marines. Ese pueblo, hasta hoy, ignora que, en cárceles norteamericanas, se hallan presos, hace ya más de diez años, cinco ciudadanos cubanos a los que no se les permite ni siquiera las visitas de sus esposas ni de sus hijos. Ese pueblo ignora que esos cinco cubanos buscaban criminales a sueldo en Miami para evitar que pusieran bombas en Cuba. Ese es el “delito” que purgan en el país del norte los cinco cubanos. Eso no lo sabe el pueblo norteamericano.
Ese pueblo ignora, hasta hoy, que Luis Posada Carriles es un terrorista que puso una bomba en un avión en el que viajaba una delegación deportiva cubana y mató a más de doscientos jóvenes y que ese terrorista vive asilado, seguro y protegido en los EE.UU. Ese pueblo cree, todavía hoy, que su país envía ejércitos a recorrer el mundo para promocionar la democracia y no para causar la muerte; para ayudar a sus amigos y no para robar los recursos naturales de otros pueblos. Ese pueblo cree, hoy, que “Nueva La Habana” es un barrio de Miami y no una cueva de terroristas que siguen intentando, mediante todos los crímenes imaginables, derrocar a la revolución socialista cubana.
Ese pueblo, hoy, no se pregunta por qué los EE.UU. no han podido con esa pequeña isla ubicada a 90 kilómetros de sus costas ni por qué el pueblo cubano está comprometido con esa revolución hasta dar la vida, junto con sus dirigentes, para que el capitalismo no vuelva nunca más a Cuba, porque capitalismo es sinónimo de reproducción de la miseria, del dolor, de los sufrimientos y de las humillaciones para los pobres y libertinaje y satisfacción para los ricos. Esa “manada” gringa, manipulada de manera vil, engañada de modo tortuoso por la prensa libre norteamericana, no sospecha, ni de lejos, que todos sus presidentes son hombres con escaso margen de maniobra propia frente a las familias dueñas de la riqueza y, por ende, del verdadero poder al que deben servir y por cuyos intereses deben velar.
A ese pueblo, ahora con más cobertura de salud y desde siempre inhumanamente desinformado, se apela, de tanto en tanto, para que “elija” un colegio electoral en el que ya están sentados, vitaliciamente, los doscientos “notables” que deciden quien será el nuevo “presidente de los EE.UU.”.
Ese pueblo de tal modo ignorante, a fuerza de ignorar, también ignora a las élites que lo gobiernan, pero éstas no ignoran a ese pueblo. Siempre lo tienen en la mira. Es carne de comicio o carne de cañón. Es carne de manada sobrealimentada de chatarra, intoxicada de Larry King por la tevé y expulsada de todo conocimiento verdadero. Yale para las sectas; Princeton para los líderes del futuro y Harvard par las élites. ¿Dónde encaja ahí el pueblo norteamericano? ¿Por dónde entra ahí ese pueblo a diez mil dólares la cuota? Si sólo ahora tiene la cuotita de la salud asegurada…
Es la democracia en América de Tocqueville, el avioncito en vuelo equilibrado y mesurado en el que viajaba Duverger, Hiroshima y Nagasaki mon amour, París, Texas, y Wim Wenders, de John Wayne a Schwarzenegger, que gobierna California en una costa del Pacífico que no tiembla, los terremotos y sunamis son ajenos… Apocalypse now…! Apocalyptical ese país, Francis, para que ir a espiar al golfo de Tonkín?
Y eso no es una democracia, ché, entonces…; es, más bien, una cloaca pútrida inmune a todo desinfectante y a la que habría que destruir por la fuerza de una manada insurreccionada, pero esto es una pavada porque las manadas no se insurreccionan y entonces habrá que cercar la fortaleza y tomar el cielo por asalto como dijo no sé quién, pero esto no se puede porque los gringos no se dejan, porque tienen las siete flotas recorriendo los siete mares del mundo.
No hay caso. El palo en el culo se los tendrá que meter la historia. Una nueva crisis, por ejemplo, que se los lleve puestos a los bancos y a las empresas y la manada se despierta, un día, durmiendo en la plaza porque perdió su casa y afuera llueve y el agua en la cara no deja dormir y entonces entiende, por fin, la manada, qué cosa es eso de la tendencia descendente de la tasa de ganancia.
Por ahora, muy buena la reforma de Obama. Ha cumplido el hombre.
Se acaba de permitir decirle a Cuba que respete a sus ciudadanos. Éstos son once millones que leen y escriben y van a la universidad y que viven, en promedio, según la OMS, ochenta años.
Shit for you, Obbie…!