Agencia La Oreja Que Piensa. Por Luis Baugen Ballin(*)
Ha sacado más de quince discos. Es referente de varias generaciones que luego han abrevado en los poetas que él les presentara con sus canciones.
Ha hecho una carrera encomiable musicalizando poetas españoles (Alberti, Cernuda, León Felipe, Gloria Fuertes, Machado, Goytisolo, Miguel Hernández, Quevedo, Celaya, Valente, el Arcipreste de Hita, Manrique, Blas de Otero) e hispanoamericanos de todos los tiempos, ya sean clásicos, ya contemporáneos: Alfonsina, Vallejos, Guillén.
Sus discos se emplean como material pedagógico en las clases de lengua y literatura. Aquí, una pequeña semblanza.
Paquito.
Paco nace en el ‘34 en Valencia. De allí era su padre, y su madre, vasca. En pañales (al año aproximadamente), los padres lo llevan a Catalunya, más precisamente a Barcelona.
Allí Paco Ibañez vivirá todos los bombardeos y el horror de la guerra y, al entrar los fascistas a la ciudad, marcharán todos a Francia. Su padre, anarquista, republicano será enviado a los campos de concentración y la madre, sola con los tres hijos, los mandará de los abuelos, al caserío Apakintza, en la localidad de Aduna (cerca de San Sebastián) donde solo se hablaba en euskera. Este idioma sobrevivió merced a los caseros, los campesinos, quienes fueron sus guardianes y que calará hondo en el niño.
Crecerá Paquito como campesino entre vacas, bueyes, el burro, las gallinas… en fin: una vida bucólica entre abuelos y tíos.
Irá a la escuela a San Sebastián, en tranvía. “Era mi tía la más rezadora y mi tío el más gruñón”. A la vuelta de la escuela buscaba la hierba para las vacas, “Viví esa maravilla que es tocar tierra, tocar vida a cada rato… pienso que fui feliz en ese lugar”.
En cuanto a lo musical, conocía los boleros de Jorge Negrete, aunque nunca supo precisar de dónde le habría llegado eso, pues no había radio ni luz y sin embargo se sabía las canciones. Se compraba los cuadernitos con sus letras.
Iba al cine. Su disco Oroitzen (Recordar) evoca a esa cultura, la vasca, junto a su infancia. “A donde voy, cargo con el país vasco”.
“Vivíamos como los judíos, que dicen ‘El año que viene, a Jerusalén’, pues nosotros decíamos ‘El año que viene, a Francia’, para juntarnos con nuestro padre”.
Debían atravesar la frontera clandestinamente, y ello se tardó 7 años, haciéndolo por los Pirineos y reuniéndose en Perpignan, al sur de Francia, en el ‘48.
Primero se van sus hermanos, en una lancha por Fuenterrabía, luego su madre, y, finalmente, él y su hermana. Es su padre quien advierte que le atraía la música; será su primer instrumento el violín, tocándole un profesor medio loco, por lo que a los tres o cuatro meses lo deja.
También en Perpignan, había un barrio gitano que por las noches en la plaza Cassanyes tocaban flamenco y ahí lo atrapa el sonido de la guitarra y se encamina hacia ella. Aprende de su padre el oficio de ebanista. Luego van a Paris.
“El primer acorde, re mayor, me lo enseñó un amigo. Él cantaba rancheras y otras canciones mexicanas. Se llamaba Pepito. Luego mi padre me sugirió que aprendiera violín. Estuve seis meses intentándolo y lo dejé|”.
“Me atraía la guitarra. Me decidí por ella. En París mi padre conocía un músico de nombre Francisco Gil, y con él empecé a aprender ya en plan académico. Tenía entonces 18 años. Ahí comencé a hacer arpegios y escalas y a estudiar varias técnicas”. Paco Ibáñez.
La irrupción del Paco cantante.
El cantante aparece cuando descubre a Brassens, “el mayor trovador de la historia de la humanidad”, a inicios de los ‘50. En todos los bares de Paris se lo cantaba con Le Parapluie.
Paco escuchaba a Jorge Negrete, Carlos Gardel, Luis Mariano, y aún no lo lograba captar Brassens; Pauvre Martin (Pobre Martín) le hará un click, advirtiendo la profundidad de pensamiento, de su poesía: ahí descubre la canción, antes era un entretenimiento.
Comienza a acompañar a la cantante Carmela, contactándose asimismo con el artista plástico venezolano Jesús Soto, que además tocaba la guitarra en cafés del barrio latino: en el ’56 formarán los tres un conjunto llamado Los Yares.
En Francia se afianza su identidad, Brassens también musicalizaba a los poetas franceses y acaso un poco por inercia otro poco por mímesis Paco lo seguirá. En el mismo año (1956) alguien le regala un libro sobre Andalucía donde aparece una mujer de espaldas mirando al mar y cada foto ilustraba un poema, correspondiendo la de la mujer a uno de Luis de Góngora,
La más bella niña, y ahí nomás le pone una música: será su inicio como compositor. Descubre, con ese poema, que muchas de las cosas que se dicen muy concretas tienen menos alcance que cuando se sugiere algo.
Sus grabaciones arrancan en el ’64, con el disco Paco Ibáñez 1, interpretando a Lorca y a Góngora: primero musicalizará a Luis Góngora, éste lo llevará a Lorca, éste a Quevedo, éste otro a Alberti, y así todo se irá hilvanando; a Neruda se lo hace conocer un chileno, regalándole el libro El canto general.
Más adelante, coincidirán en un programa de radio en París, Paco le canta un trozo de una canción que hizo sobre las alturas de Machu Picchu y al acompañarlo al ascensor Neruda lo exhorta “Tú tienes que cantar mis poemas porque tu voz está hecha para cantar mi poesía”; arrancará entonces con Veinte poemas de amor… siete u ocho canciones de ahí tomó.
Otro de sus poetas, Rafael Alberti, era como su padre o su hermano; estando juntos en un programa, Paco critica al comunismo y el conductor no tiene mejor idea que ponerlo en jaque a Rafael, preguntándole si él estaba de acuerdo con ello, a lo que éste responde “Yo estoy de acuerdo con lo que Paco dijo y con lo que va a decir”.
La balada del que nunca fue a Granada, Alberti la escribió en Argentina. Previamente a todo esto es la anécdota sobre Dalí: el artista plástico ilustró su primer disco, aunque a Paco como personaje le resultara histriónico.
El puntapié inicial lo da una chica, quien le hace oír a Dalí un pre-disco (un demo) de Paco y entonces pide conocerlo. En la Escala, el templo de la música latinoamericana, le avisan que Dalí lo está buscando y él no lo cree.
Terminará ilustrando la portada de su primer LP, acaso también debido a la amistad que Dalí tuviera con García Lorca. Con este disco despunta su veta de cantante-compositor para las masas.
Entre el ’64 y el ’68 graba en París sus tres primeros LPs.
Sus dos pilares.
Don Ata es el otro eje que lo sostuvo, además de Brassens, han confirmado que se puede dedicar la vida a la canción. En el ‘68 en Madrid lo conoce en un canal de tv. Él ya oía sus canciones en la radio cuando estaba en París. Eso fue un acontecimiento (conocerlo). Lo homenajeó en San Sebastián ese mismo año, todos los poetas, músicos, bertsolaris, de la provincia de Guipúzcoa/Gipuzkoa, estuvieron todos presentes, y Don Ata se maravilló.
El Mayo francés y su crítica.
Al Mayo francés lo vivió y ve que al mismo tiempo “fue la gran entrada del imperio americano, lo destruyeron los que se pusieron rápidamente manos a la obra para aplastarlo: los estadounidenses consiguieron derribarlo.
Fue el Guernica bombardeado. Yo hago una observación cultural y moral. Me lo decía mi abuelito de Goytisolo me gustaría se la aprendiesen los jóvenes. Han tapado a los poetas, esto es de diseño.
Ésta es una época horrible. Solo música anglosajona se oye en todos lados, un tipo de música que ha tapado la sensibilidad de mucha gente. Van tapando las demás culturas. Nunca oirás a Carlos Gardel o a Edmundo Rivero en Paris ni a Yupanqui, ni a Brassens, siquiera, o a Chocolate, que es lo más grande del cante jondo que hay”.
Sucede que él escucha música de Kirguistán, Uzbekistán, dice que encuentra allí dos o tres cosas autóctonas y el resto se ha metido el mercantilismo. De nuestro país le gusta el tango, la milonga, la chacarera.
Insiste en que hay un proyecto pergeñado cuasi científicamente, una estrategia y objetivo: hay que acabar con todo lo nativo. Han comprado todas las emisoras, todo es en inglés. El 90 % de lo que se escucha hoy en el mundo entero es basura, un bombardeo de basura.
Escucha a Bach, Bartok, Debussy, Ravel, Pugliese, Gardel, Edmundo Rivero (es el que más le llega), las chacareras, el cante jondo verdadero: Antonio Chacón, Mairena, Meneses, Morente, el Chocolate, música búlgara, rumana, griega, italiana, francesa…
Hay un gran vaciamiento cultural planetario, y ello es innegable.
Cronología de su carrera de allí en más.
En el ’68 también será su retorno a España, para tocar en la Primera Trobada de Canço de Testimoni, en Manresa.
Al cumplirse un año de la ocupación de La Sorbona, da un recital multitudinario en el patio de la universidad, consagrándose ante la juventud, despegando la parte de su carrera que todos conocemos. En diciembre de ese año tocará en el Olympia de París un recital antológico que saldrá editado al año siguiente.
En el ‘71 viene por primera vez a la Argentina, al Ópera. Decide volver a España pero en 1973 es censurado por Franco y vuelve a Francia, comenzando una gira latinoamericana, que lo llevará a nuestro país, a México, Chile, invitado por Allende, dos meses antes del golpe, entre otros.
En el ’88, junto con el Cuarteto Cedrón, se presenta en el Olympia de Paris nuevamente.
En el ’90 se reinstalará definitivamente en España.
En abril de 2022 tocó en Madrid y en Barcelona, donde actualmente vive…
¡Nos queda la palabra!
Paco y la monarquía: “Un rey que piensa no puede estar vivo”… aplicable lo contrario.
El rey Almutamid fue un rey del reino de Sevilla, cuando el califato de Córdoba se desintegró (entre 1009 y 1031) y se formaron las taifas, pequeños reinos.
Fue un rey que pensaba, era sabio, para él la vida no tenía ningún sentido si no conducía a la sabiduría, las artes, las letras, la solidaridad.
En el sur de Marruecos había un grupo guerrero recién fanatizado al que le contaron todo esto y lo vieron peligroso… y claro “un rey que piensa no puede estar vivo”. Llegaron, tomaron Sevilla, lo apresaron y murió en Marruecos. Víspera de la batalla reza la canción, cuya poesía es de Fanny Rubio.
La amistad.
“En 1969 vivía en Barcelona. Acababa de volver de una invitación a Cuba y no tenía un duro. Debía el alquiler, el supermercado. Llamé a un amigo para que me dejara 10.000 pesetas de la época: ‘¡Hombre, si me lo hubieras pedido ayer!’.
Al final llamé a Serrat. Me dice: ‘Sí, hombre, claro’. Y vino a traérmelas… y no trajo 10.000, ¡me trajo 20.000 pesetas! Me salvó Serrat, pude pagar todo y después me salieron unas cosas en Valencia, y salí adelante”.
Mínimo fraseario paquense y de otros:
"Un artista tiene que ser libre en las ideas que pretende defender. A la primera concesión, pierdes parte de tu libertad. La única autoridad que reconozco es la del público y el mejor premio son los aplausos que se lleva uno a casa".
“Su voz es la más española de todas”. Salvador Dalí.
“Cuando el artista y el hombre es lo mismo, es lo más grande, y eso pasa con Paco”. Julia, su señora.
(*) Comunicador social. Estudió en la Escuela de Artes Visuales Antonio Berni y, paralelamente, música en el Conservatorio de San Martín y en el Manuel de Falla. Como autor-compositor escribió tangos y milongas. Como artista plástico efectuó esculturas, grabados y pinturas.