Nació en Quiroga (Bs. As.) el 6-8-1931 y falleció en Mar del Plata el 1°-11-1999.
Agencia La Oreja Que Piensa. Por Luis Blaugen-Ballin (*)
Héctor arriba a Buenos Aires a unos jóvenes 19 años, con el objetivo de estudiar teatro, a la vez que consigue trabajo en un banco.
Consigue un papel en Mi querida Ruth, en el Versalles. Al egresar del Conservatorio Nacional, interpreta un personaje menor en Los seis días.
Hace algunas cosas en tv, pero su meta era el teatro, objetivo que se cumple cuando en 1965 conforma una cooperativa junto a Norman Briski, Daniel Cherniavsky, Beatriz Mátar y Jorge Frisszon; estrenan Historias para ser contadas de Osvaldo Dragún en una sala de Maipú al 400, con bastante concurrencia y muy buena crítica.
Esta obra es la que lo lanza a la pantalla grande, si bien antes había debutado con Alias Gardelito (1961), bajo la dirección de Lautaro Murúa; le vendrá luego La terraza (1963) de Leopoldo Torre-Nilsson, y su primer protagónico cinematográfico, Un lugar al sol (1965), dirigida por Dino Minitti.
Todo fue, merced a su versatilidad para pasar de un rostro tierno a uno patético a uno rudo a uno tierno de nuevo, de la capacidad de transfigurarse del drama al humor.
Llega entonces, el mismo año (el ’65), el turno de Pajarito Gómez, del director Rodolfo Kuhn. Cuenta la historia de un tipo común devenido en ídolo de masas. Desnuda como en los ’60 en todo el mundo y al unísono, el mercantilismo se apropió del formato del rock para fabricar ídolos inocuos que proyectasen en las masas jóvenes y adolescentes modelos de inmovilidad estandarizados que no pensaran demasiado.
En 1972 comienza a ser prohibido, y ya en el ‘74 la AAA y los funcionarios del proceso lo colocan en las listas negras, impidiéndole trabajar.
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Le seguirán Quebracho de Ricardo Wullicher, La Patagonia rebelde de Héctor Olivera, donde interpreta al cap. Arzeno (ambos films de 1974), Camila (1984) de María Luisa Bemberg, donde encarna al comandante Soto, y Adiós Roberto (1985) de Enrique Dawi, si bien nunca dejó de trabajar en teatro.
Este año también trabaja en la miniserie de suspenso de Narciso Ibáñez Menta, “El pulpo negro”.
Trabajó en la Secretaría de Cultura de la Asociación Argentina de actores hasta el ‘82.
En el ’89, al terminar un ensayo, un ACV le deja una hemiplejia como secuela. Termina luego trasladándose a Mar del Plata para buscar su recuperación, al tiempo que se dedica a la enseñanza.
Una neumonía, sumada a su diabetes, empeora su estado de salud, que desencadena en otro ACV, falleciendo en el Hospital Español de esa ciudad a los tres días.
(*) Comunicador social