El archivo gráfico es una invitación a revolver papeles para descubrir o releer viejos diarios, revistas y documentos. Permite encontrar artículos escritos por periodistas emblemáticos o anónimos que tienen un valor testimonial.
El archivo es, en definitiva, una fuente de información que encierra parte de la historia con sus hechos y personajes. Recorrerlo es un ejercicio de la memoria y también del conocimiento que La Oreja que Piensa quiere compartir con sus lectores desde esta sección.
Se han abierto auspiciosas posibilidades sobre la autorización de La Patagonía rebelde, cuyo estreno —anunciado para mediados de abril— debió suspenderse. Faltaba la aprobación de un miembro (sólo uno) del Ente de Calificación: la del representante del Ministerio de Defensa. Ahí comenzaron las dilaciones y la preocupación tanto de la productora (Aries Cinematográfica) como del director, Héctor Olivera. De nada valía el esfuerzo de haber subrayado la evidencia histórica de que las órdenes para que un militar ejecutara a cientos de trabajadores habían emanado de un gobierno civil. A pesar de ello, a ciertos sectores del Ejército no les gustó. El libro de Osvaldo Bayer podía ventilar aquellos sucesos ocurridos 50 años atrás (con los que, por lo demás, las Fuerzas Armadas actuales pueden desligar todo compromiso), pero un film no.
Indirectamente, la dilación afectó el ánimo de un veterano del cine que actualmente regula la política cultural oficial en la materia: Mario Soffici, subdirector del Instituto Nacional de Cinematografía, a cargo del organismo. En tanto él, personalmente, se había comprometido con la película (no sólo aprobándola sino también agregando una cuota de admiración por sus propuestas), el manoseo ulterior a que fue sometida le produjo particular preocupación: "Esto —comentó extraoficialmente— derrumba una serie de expectativas que yo había depositado sobre el futuro del cine".
Pero la mayor inquietud radica en el terreno de las inversiones empresariales. Cuando se elaboró el proyecto, el guión de la película fue calurosamente estimulado: primero conquistó el aval concreto del secretario de Prensa y Difusión de la Presidencia, Emilio Abras (de quien depende el Instituto); después obtuvo un subsidio del INC, y, merced a sus objetivos, consiguió ser encuadrada dentro del privilegiado rubro de "interés especial". Todo esto determinó que Aries encarara la realización de La Patagonia... como en la época de oro del cine argentino: el despliegue de extras, trenes, camiones, y el desplazamiento a Santa Cruz para filmarla, insumió 350 millones de pesos viejos. Pero las sorpresivas dificultades para su exhibición, plantean un interrogante que alcanza a toda la industria cinematográfica nacional: ¿qué ganadero invertiría en la producción vacuna, sin la seguridad de que luego habrá una normal comercialización de carnes?
Sin embargo, el panorama cambió. En los últimos días parecen haber caído varias resistencias intransigentes, lo que hace pensar que el estreno de La Patagonia... se perfila como inminente. Esto significaría que habría prevalecido, en los círculos que habían planteado dificultades, un criterio racional. La firmeza de Abras sobre el particular, estimuló al productor Fernando Ayala a una visión más optimista de la situación: "Estamos mucho mejor que hace veinte días", aseguraba el viernes pasado.
(*) Revista Panorama Nº 361 del 9 de mayo de 1974