El fútbol llegó al rescate de una Argentina en crisis en la que el deporte más popular vuelve a ocupar las primeras planas dejando de lado la suba del dólar y otras álgidas cuestiones, al menos por un rato.
La pelota comenzó a rodar en la Superliga el viernes con dos adelantos, pero la mayor expectativa se concentra en los duelos que disputarán este domingo Boca Jrs, que irá en busca de un inédito tricampeonato, y su clásico rival, River Plate.
El "xeneize" de Guillermo Barros Schelotto será local en la "Bombonera" poco antes de la hora del almuerzo, pues saldrá al ruedo a las 11 de la mañana (14 GMT) para enfrentar a Talleres.
Boca defiende, además, una condición de líder que ostenta desde hace un año y ocho meses, cuando inició esa racha venciendo en el Monumental justamente al "millonario" de Marcelo Gallardo.
Esa tarde, Boca se trepó a la cima del fútbol argentino con un Carlos Tévez intratable y si bien nada cambió en ese sentido, sí cambiaron otras cuestiones relacionadas no sólo con el fútbol.
Mucha agua pasó bajo el puente. Boca sigue mirando a todos desde lo más alto, pero el "Apache" ya no es titular indiscutido en el equipo del "Mellizo", donde perdió terreno respecto de otros goleadores llegados al plantel.
Algo que sí se mantiene es el nivel de Cristian Pavón, elegido como el mejor jugador de la pasada Superliga y al que Boca logró retener a pesar de la fuerte avanzada de la Roma, dispuesta a pagar 40 millones de dólares por su pase.
Pavón, confirmó su representante Fernando Hidalgo, no tiene intenciones de alejarse de Boca y el club tampoco tiene necesidad de vender para equilibrar sus finanzas, según su presidente, Daniel Angelici.
A tal punto que prepara una sustancial mejora en el contrato del delantero que incluiría una cláusula de rescisión cercana a 50 millones de dólares como para desmoralizar a cualquier interesado.
Dólar que cuando Boca se trepó a la cima cotizaba en promedio a 16 pesos por unidad, poco menos de la mitad de lo que vale hoy en el mercado ante la alta demanda impulsada por la combinación devaluación-inflación.
Dos flagelos que sumados a la fortísima alza de las tarifas de los servicios públicos, los combustibles y los alimentos elevaron en forma alarmante los índices de pobreza que el actual gobierno -decía al asumir- venía a bajar drásticamente.
Esto, sumado a la pérdida de empleo genuino e informal, genera un descontento que no logró ocultar el debate parlamentario de una ley que no llegó a ser tal al ser rechazada por el Senado: la despenalización del aborto.
"Más temprano que tarde será sancionada", decía un orador en el cierre de un debate que reflejó en la calle una capacidad de movilización impresionante de la población y se tradujo en pañuelos verdes y celestes identificando a unos y a otros.
Antinomia que expresa la famosa "grieta" en una sociedad dividida desde sus orígenes y se traduce también en simpatías y enconos generados por los arrestos de ex funcionarios de la anterior gestión por casos de corrupción.
Un ex vicepresidente, un ex ministro, ex secretarios y subsecretarios, además de algunos empresarios presos son la expresión de esa justicia que no parece ser tan rígida con quienes pagaban esos sobornos y hoy denuncian haber sido "víctimas".
Son 15 los detenidos y diez los "arrepentidos", varios de los cuales recuperaron su libertad casi de inmediato, para un total de 38 imputados en una causa en la que el lunes deberá comparecer la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Causa que avanza a pasos acelerados a diferencia de la investigación por las denuncias de aportes falseados a la campaña del oficialismo, que cuentan con pruebas y testimonios y salpican a varios de esos mismos empresarios. Algunos de esos "arrepentidos" tienen vínculos con el mundo del fútbol, como Angelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri, ex presidente de Boca Jrs, club que lo catapultó a la política.
Hoy lo sucede Angelici, quien también tiene nexos con el juez Claudio Bonadío, a cargo de aquella causa, y con el fiscal Carlos Stornelli, jefe de seguridad en Boca en épocas en las que su amigo Rafael Di Zeo dominaba "La 12".
Todo tiene que ver con todo, suele decirse, y esa dicotomía judicial para medir a unos y otros con distinta vara, tiene su correlato en el fútbol justamente con Boca y River.
Dos equipos que acaparan la mayoría de las simpatías y que mañana harán su estreno en un torneo que en los últimos años sólo puede disfrutarse en cancha o pagando un abono para verlo por televisión.
Lejos quedaron los tiempos de las transmisiones gratuitas en las que los detractores -decían- se gastaban fortunas que podían ser invertidas en hospitales, escuelas u otras obras públicas.
El fútbol por TV volvió a ser pago, pero las obras brillan por su ausencia, así como las inversiones que prometían venir a salvar al país del caos para reinsertarlo en el mundo.
Argentina regresó al escenario internacional recurriendo otra vez al Fondo Monetario Internacional (FMI) en pos de créditos millonarios que salvarán a pocos y pagarán muchos.
Por suerte para algunos, el fútbol también llegó al rescate y con la pelota rodando pretenderán disimularse esos problemas.
Quienes gocen del privilegio de la TV por cable podrán ver en acción al bicampeón Boca en caso de no concurrir a la cancha.
Los "millonarios", hablando de los fanáticos de River, podrán hacerlo sólo desde sus pantallas pues el equipo de Gallardo hará su estreno en el estadio de Huracán, con acceso vedado al público visitante, a la hora de la cena.(ANSA).