Agencia La Oreja Que Piensa. Por Carol Calcagno
Pasaron 50 años del disco “El lado Oscuro de la Luna” de la legendaria banda Pink Floyd. Sin embargo, la noche del sábado 29 de abril, en el Teatro Vorterix de Buenos Aires se presentó Prisma y nada pareció diferenciarse de aquellas escenas, porque los músicos lograron con exactitud y armonía, hacernos vivenciar un nuevo capítulo en el ciclo lunar.
La luna entre su silencio y misticismo, expulsa y en ese eco de retorno, trae lo oculto. El sonido perdura en el tiempo como un susurro que nunca se cansa de existir.
A las 21 horas, de manera exacta, las luces comenzaron a danzar en la sala y las voces, traídas por el viento del más allá, ambientaron el momento propicio. Nueve artistas conformaron los lados de una homogénea figura musical: Francisco Fresard en Voz; Diego Martínez y Franco Stramana en guitarras; Maxi Vegas en batería, Mariano Caraccioli en bajo; Fausto Penacca en teclados; Mili Bottini y Melany Flores en coros, y Ángel Villafañe en saxo, percusión y coros.
Con efecto extasiado el público respondió prácticamente a dos horas de show que con mínimas pausas, lograron concentrar la atención y el vuelo psicodélico. Temas como Time, Money, Comfortably Numb y el cierre con The Wall, despertaron múltiples aplausos.
Luego de su primera gira por Estados Unidos, Prisma continuará presentándose en Argentina, para luego volver a pasar por USA y Centroamérica. Una banda que con sencillez y absoluto profesionalismo, merece atravesar los muros de cualquier mágica percepción.
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