A casi dos décadas de la aparición de restos arqueológicos de mil años de antigüedad, acontecimiento que despertó la conformación de una comunidad indígena pluriétnica en defensa del sitio sagrado, y a un año del histórico reentierro de un ancestro, el territorio de Punta Querandí (*) volvió a vivir una de las ceremonias más importantes: la vigilia para celebrar la renovación del ciclo natural en el hemisferio sur con la llegada del invierno.
Al calor de la resistencia contra los negocios inmobiliarios que arrasaban todo alrededor en el límite de Tigre y Escobar, esta convocatoria ceremonial fue creciendo a partir de 2010 logrando reunir año tras año a integrantes del movimiento indígena con las luchas vecinales, ambientales y territoriales de la región.
En la zona se lo conoció como “Inti Raymi” debido a la mayor participación de personas quechuas en los inicios del reclamo, aunque tiene otras denominaciones según las distintas culturas originarias.
Después de dos años donde no se pudo llevar a cabo por la pandemia, del sábado 25 de junio por la noche hasta la salida del sol, confluyeron unas 70 personas de diferentes lugares, organizaciones y comunidades indígenas allegadas a Punta Querandí.
Fueron llegando desde las últimas horas de la tarde y pasadas las 22hs compartieron un plato caliente para recargar energías para la larga madrugada que afrontarían.
La vigilia comenzó a la medianoche con la bienvenida de los integrantes de Punta Querandí y de la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar, quienes agradecieron las presencias y contaron algunas victorias en el último tiempo como el Convenio de Propiedad Comunitaria, los reentierros de 8 ancestros luego de décadas en poder de arqueólogos y el reconocimiento de esos espacios como sitios sagrados indígenas.
Además de la ordenanza de humedales continentales, la entrega de un local en el Puerto de Frutos y el financiamiento municipal de los primeros talleres de idiomas originarios. En esta presentación también se adelantaron algunos proyectos y desafíos.
A continuación, la convocatoria se hermanó en tres fogones donde personas de distintas edades, ideologías y géneros compartieron comidas, mates y charlas, con algunas coincidencias evidentes: la necesidad de avanzar conjuntamente en la lucha por tierras y territorios donde habitar y producir en la zona norte del Gran Buenos Aires, porque ese derecho es imposible de garantizar a través del “mercado”.
HERENCIA ANCESTRAL
Cintia López, cacica de la Comunidad Qompi de Garín y una de las voceras de la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar, compartió en el fogón sus sentimientos como nieta del Salustiano Romualdo, quien pocos meses antes declaró en el histórico Juicio de la Verdad por la Masacre de Napalpí, ocurrida en 1924 durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear, un ilustre vecino de Tigre.
Lamentablemente, pocos días de la ceremonia Salustiano falleció en la localidad chaqueña de Machagai.
“El Estado sigue ausente», denunciaba Cintia. «Como familiar de sobrevivientes estoy orgullosa de mis raíces, las abrazo con amor, siempre agradecida a mis abuelos y abuelas”, expresó la autoridad qom, acompañada por su hija menor y uno de sus sobrinos.
Militante de las causas sociales y ambientales derivadas del extractivismo energético, el investigador mapuche Víctor Quilaqueo es además un habitante del Delta de Tigre, junto a otras familias productoras: “Fue una super buena instancia horizontal para conocernos, para cerrar y abrir ciclos como la fecha lo propicia.
Lo percibimos como un encuentro muy importante. La reflexión compartida es que tenemos que articular más”.
Darío ‘Chavuku’ Juarez, vecino de San Fernando, se desempeña como Delegado del Pueblo Guaraní en el Consejo Indígena de Buenos Aires (CIBA), un espacio de participación reconocido por el Estado Provincial.
Sobre los antecedentes generados por la comunidad anfitriona, confió: “En Punta Querandí se empezó a discutir esto que hoy tenemos como algo normal: hablar de Buenos Aires como territorio indígena. La lucha de nuestros pueblos también está en el conurbano. Esta reivindicación ha despertado movimientos en otros lados”.
Una característica del sitio sagrado son las visitas frecuentes que recibe de instituciones educativas, gracias al entusiasmo de personas como Laura Otamendi, docente y militante del gremio SUTEBA Tigre, también presente en la vigilia.
“Los pueblos indígenas de los que somos herederxs tienen experiencias milenarias de las que tenemos que seguir aprendiendo.
El Estado desde sus comienzos fue genocida y no podemos construir la plurinacionalidad sino revisamos nuestra identidad cultural, social y de género. Las escuelas tenemos ese desafío», reflexionó Laura.
EL VECINDARIO BANCA Y SUMA RECLAMOS
Un actor fuerte en cada «Inti Raymi» son las familias del Paraje Punta Canal vecinas a Punta Querandí. José Burgos, más conocido como ‘Gallo’, contaba en el fogón que «antes de los barrios privados en estos lugares cazábamos nutrias y cuises».
Y dejó una de las mejores definiciones de la ceremonia: “Es un festejo con los ancestros”.
“Mi hijo Dilan se crió en la lucha de Punta Querandí”, remarcó Gallo como una prueba irrefutable del apoyo de su familia a la comunidad. Además, los pobladores sumaron sus propias demandas y pidieron recuperar el acceso a la calle Italia, perdido a fines de los ’90 cuando la empresa EIDICO extendió el Canal Villanueva.
Así lo explicaron: “Donde hoy es río era calle, Edgardo Matto cruzaba a sus pibes de acá para allá caminando y después cuando extendieron el Canal los cruzaba en un bote”. Y agregaron: “Queremos recuperar ese acceso aunque sea por agua, porque es una salida rápida hacia la ruta 27, pero la barrera náutica que pusieron los countries nos impide pasar”. Prometieron que no va a quedar así.
RESISTENCIA COMPARTIDA
Esta conexión entre la lucha indígena, la de los vecinos y la clase trabajadora en general, la destacó Alfonsina Rodríguez, militante del Frente Patria Grande de Escobar: “Conmueve, renueva y da fuerzas, nos une reconocer esa resistencia cultural y también una lucha que tiene que ver con el acceso a la tierra, contra un sistema que nos excluye del derecho a nuestras identidades y del derecho a los territorios de las comunidades que vienen resistiendo hace siglos y del pueblo pobre».
Con una mirada similar, Lorena Fernández, de la Comunidad Agroecólogica Milpa, parte del Movimiento Los Pibes y de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), destacó: «Nos pareció muy enriquecedor el espacio de encuentro y de diálogo, escuchamos experiencias de otros lugares que tenían una línea en común: la defensa del territorio desde el habitar el lugar. Nos volvimos con ganas de pensar un proyecto en relación al acceso a la tierra y a la vivienda».
Y si hablamos de resistencia, uno de los ejemplos emblemáticos en el distrito es la Cooperativa Isla Esperanza del Arroyo Anguilas, familias junqueras que evitaron el emprendimiento inmobiliario Colony Park.
Este espacio de lucha estuvo representado en la vigilia por Diego Domínguez y Luciano Iribarren. “Pude conocer la fortaleza de mujeres de raíces indígenas que están recuperando su identidad y haciendo valer sus derechos”, remarcó Luciano sobre los diálogos en el fogón y destacó que “ellas vienen luchando por injusticias muy grandes y dolores muy profundos, habiendo vivido lo peor del machismo, del capitalismo, del racismo, todo entrecruzado”.
Diversas situaciones “a las que Punta Querandí está enfrentando con mucha lucidez y dignidad».
ENERGÍAS RENOVADAS
30 minutos antes de las primeras luces de la mañana se formó nuevamente una sola ronda. Las autoridades comunitarias guiaron los preparativos previos: cada una de las personas fue sahumada y lavó sus manos en una bandeja con agua, tradiciones guaraní y qom respectivamente, remarcando el carácter pluricultural de la ceremonia.
A las 8, si bien por las nubes no se dejó ver en su esplendor, el Sol fue saludado en los distintos idiomas originarios de quienes estaban presentes con gritos de Marici Weu, Jallalla y Aguyjeveté, generando el espacio propicio para un gran abrazo colectivo y los deseos de buenos augurios.
La vigilia reafirmó el espíritu de hermandad entre todos y todas, pero además trazó un mapa para seguir empujando el cumplimiento de los derechos. Porque más allá de los logros del último tiempo, a casi 20 años del llamado de los ancestros en Punta Querandí la lucha recién se está despertando.
Una lucha ahora fortalecida con el retorno de los restos mortales de los antepasados a sus sitios sagrados. Un verdadero hito: los primeros reentierros en la metrópolis bonaerense.
(*) Territorio comunitario, ancestral, sagrado y educativo de los Pueblos Originarios. Desembocadura del Arroyo Garín en el Canal Villanueva, Partido de Tigre, Provincia de Buenos Aires. Humedales continentales del río Luján.
Fotografia: Lucía Surban, vecina del Arroyo Guayracá,