El cine: un arma cargada de futuro
Producción periodística: Patricia Quiñones, Fernando Pellegrini y Leticia Amato
Pocos hombres pueden aglutinar desde sus primeros trabajos la excelencia profesional y la coherencia política de Raymundo Gleyzer, un ser inquieto por la realidad social, política y económica de toda Latinoamérica.
Nació en Buenos Aires, un 25 de septiembre de 1941. Cámara en mano, registró conflictos gremiales, cierres de fábricas, la matanza de Trelew, la etnografía de los pueblos criollos, la exitosa Revolución Cubana y la congelada Revolución Mexicana. Su obra, tempranamente acallada, atraviesa los tiempos históricos y cobra importancia en la actualidad por la solidez de sus ideales.
Un grupo de tareas de la última dictadura militar lo secuestró un 27 de mayo de 1976. Poco se conoce de su cautiverio. Su nombre integra la lista de los periodistas-trabajadores de prensa desaparecidos.
Desde la mirada de Gleyzer
El Observatorio(*) se reunió con Ernesto Ardito y Virna Molina -egresados de la Escuela de Cine de Avellaneda y realizadores del documental- antes del preestreno de "Raymundo" en el Auditorio Gregorio Selser de la UTPBA. Durante la charla contaron por qué eligieron la figura de Gleyzer como trabajo de tesis de sus estudios. Ardito afirmó: "Hay un libro de la Cinemateca Uruguaya donde los amigos de Raymundo hablaban de él, inclusive aparecen textos de Cine de la Base, y se describe su método de producción y difusión. Al encontrarme con ese libro y ver 'Los traidores', sentí un impacto que me hizo replantear lo que estaba haciendo como realizador".
Y destacó que "cuando comenzamos a hacer la película ni siquiera habíamos podido ver toda su filmografía. Así que nos contactamos con la esposa de Raymundo, Juana Sapire, que tiene la obra completa y todo el archivo fílmico, sonoro y fotográfico de Gleyzer…
Con esos documentos originales pudimos trabajar la investigación, directamente desde Raymundo hacia nosotros, y fuimos construyendo todo. Además, formamos una cooperativa en la que intervino Juana como productora asociada".
Molina, a su vez, reflexionó así sobre el valor de esta experiencia: "A través de 'Raymundo' cursamos de vuelta una nueva escuela de cine", y agregó "lo que quisimos plantear era una revisión de la historia argentina y latinoamericana a partir de los filmes de Gleyzer, desde su mirada marxista".
En este sentido, la directora opinó que "a partir de 2001 la gente salió a la calle a registrar lo que ocurría, a denunciar, pero ahora está faltando la reflexión... Viendo los materiales y analizando cómo se van desarrollando las actividades de los diferentes colectivos de contra información, sentimos que tenemos que empezar a elaborar trabajos a largo plazo y ver de qué manera nosotros -como cineastas- ayudamos a un proceso de transformación, de qué manera nos incorporamos a los movimientos en lucha".
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LA ESPERANZA ES SUBVERSIVA
Extracto de la entrevista publicada en el periódico "Sin aliento", Año 4, Nº 4.
El movimiento de videoactivistas está abriéndose camino, ganando espacios y espectadores curiosos. Curiosos por temas tan diversos como la toma de una fábrica o la pueblada de Trelew en 1972. Telaraña del pasado y del presente que, según la mirada de cada realizador, explica una realidad compleja habitada por ausencias y esperanzas.
El Observatorio(*) estuvo en la sexta edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici) y recogió lo dicho en el seminario "La revolución handicam" a cargo de Peter Wintonick (periodista y cineasta) que presentó su documental "Ver es creer: Handicams, Derechos Humanos y las Noticias", donde compila una serie de entrevistas a videoactivistas que forman parte de la primera línea mundial en esta revolución digital.
Wintonick retoma la idea -ya expresada en Argentina por el cineasta Raymundo Gleyzer en el Cine de la Base- de considerar al cine como un arma, él dice: "La handicam no es un fetiche tecnológico, es un arma; el arma de la cuarta revolución en el mundo del cine, después de la revolución del cinemá verité, sin la cual no existirían los documentales tal como los conocemos hoy..."
En su documental la idea de la cámara como un arma política está muy presente. Y aclara: "Nosotros libramos una guerra con medios pacíficos: educación, información, esperanza. La esperanza es subversiva. Y el compromiso social -algo que no existe en los medios masivos- sí puede verse en la comunidad global de lucha generada por esta revolución digital.
A esta comunidad me gusta llamarla 'globalista' porque es antiética a la globalización de los economistas y es, sobre todo, subversiva. Es la subversión de la sociedad de vigilancia: ahora nosotros estamos vigilando".
(*)Observatorio de medios de la UTPBA http://www.observatorio.org.ar/